Hay días que uno siente de manera especial ese hilo conductor invisible que nos une a toda la especie humana. Y cuando es en un momento comprimido espacio-temporal, como es la inauguración de una exposición, esta sensación se acrecienta.
En sus esculturas polícromas Juana de Juan representa seres muy especiales detenidos un instante. Pero que podamos admirar la realidad de su SER, es decir, de su existir, eso se lo debemos a ella que, con su contundente talla y su delicada policromía dota de hálito vital a estos seres que parece que acaban de llegar a este planeta procedentes de una civilización más antigua y, desde luego, más avanzada.
Los estofados áureos de algunas de las esculturas contribuyen a reforzar el simbolismo, así como los grafos que los recubren. Pero no como algo aislado, excéntrico, sino más bien descubriéndonos su desnuda literalidad. Son seres extraños y familiares, rotundos y suaves, orgánicos y etéreos, que asustan un poco al principio pero que te acaban enamorando.
JJMV.2013
Escultura en madera polícroma de Juana de Juan. Fotografía: JJMV.2013 |
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