LA HUELLA DEL ESCARNIO
“La burla constante te reclama” Jim Morrison
Una emoción puede estimular la expresión. Para comunicar es necesario crear una forma que, a su vez, provoca emoción.
La forma puede ser criticada, o bien juzgada refinada, sentimentalmente; la forma de esta crítica, por su parte es “estética”, fatalmente una ética de la forma.
Si se pone en crisis la expresión es ineludible contemplar sensiblemente la obra, expuesta, ofrecida, y ver si causa proporcional emoción a la expresada por el artista; pero éste es el primigenio receptor de la misma.
Él es rehén de si mismo, como analista del objeto que crea y como sujeto de su expresión formal y, como el espectador, procura una magnitud estética en la que trascienda la emoción originaria: un arquetipo caótico ordenado, analizado, significado, simbolizado en correspondiente arquetipo singular, el objeto artístico, que libera el flujo de sensaciones, desde la representación hasta el olvido, pasando por el abandono o el reconocimiento objetivo de un valor.
Pero la única manera de interpretar los símbolos en la calle es analizarlos en lo que dicen y en lo que ocultan, esos círculos interpersonales del reconocimiento, la ignorancia, la provocación, o incluso el agrado, la lucidez, etc.
Más allá o más acá de la reivindicación y el “escarnio” inherente, con la pureza y la transparencia alumbradas por la radiación de la obra o la fosforescencia en la nada.
Eulogio Villena. Marzo de 1999.
Black Palm III.Monotipo. Juan José Molina Villaescusa.1999 |
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